Habana II
Salté desde el malecón sin salvavidas
ahogándome en los brazos de la luna
acurrucado, cantó una canción de cuna:
pareciera que el tiempo se volcaba en las olas
y la felicidad se había ido a Varadero
tras la turista obsesión de tenerte
en sueños que se esfuman en puros y ron
sentados con la confianza única de sentirse cubano
aguardando a la mulata sensación de un amor de la Habana
0 comentarios